Querellantes: Alegatos para el castigo, alegatos para habitar la ausencia, alegatos para construir futuro
Por Tina Gardella para El Diario del Juicio
Con la querella de
la Asociación por la Memoria, la Verdad y la Justicia de Santiago del Estero,
se iniciaron los alegatos del Juicio Operativo Independencia. Tanto la Dra.
Inés Lugones como los Dres. Pedro Orieta y Rodrigo Scrochi abundaron en
argumentaciones histórico-político- sociales para contextualizar lo escuchado,
lo vivido, lo preguntado y contestado, lo inferido y constatado, lo analizado y
relacionado para construir el pedido judicial del castigo desde esa estatura testimonial
que excede lo jurídico para ser más jurídico aún.
La querella
historizó sobre las condiciones de producción de la puesta en marcha del
Operativo Independencia. Condiciones de lucha y resistencia; producción de la
máquina del terror. Se rescató a padres
que con todos sus años y experiencia política encima, fueron muertos en vida al
no poder evitar la máquina del terror del cual fueron víctimas sus hijos. Don
Dalmacio Loto los representó. Se criticó la pregunta inquisidora, extraña a un
profesional del Derecho y de extraña semejanza a quienes torturaban, acerca de
la militancia de víctimas y testigos. Se habló del daño transgeneracional y de
pertenecer a una generación que ha visto a madres, abuelas, hermanas y
hermanos, a hijos e hijas sobrellevar su dolor para buscar a sus seres queridos
y construir política desde esa búsqueda. Con voz firme y la convicción de las
prácticas que la sostienen, se reconocieron como parte de una generación que no
descansará hasta que no haya ningún
genocida impune.
También alegó el
Dr. Pablo Gargiulo por la Secretaría de Derechos Humanos en general y por casos
en particular. Extensos, profundos y
sólidos argumentos para dar cuenta del marco político de los hechos en cuestión,
fueron el basamento de las inobjetables precisiones acerca de la responsabilidad
de los imputados. Pero sin lugar a dudas fue su discurso situado en el carácter
de depositario de toda la historia de ese 5 de marzo de 1975, como hijo de
desaparecidos, lo que imprimió el mayor sentido a quienes participaron de la
audiencia.
Sus palabras acerca
del aprendizaje para transformar las ausencias en ausencias habitadas en tanto
se las comparte, de las dificultades para construir una imagen cuando lo que
hay es un rompecabezas para armar al que
siempre le faltan piezas y su evocación para Natalia Ariñez como quien vive,
desde la convicción y la alegría en la lucha del Juicio y Castigo,
fundamentaron el por qué es necesario que el tribunal dicte Justicia en tanto
no sólo deben descansar en paz quienes no están, sino fundamentalmente, quienes
sí están en este presente, sobrellevando una suerte de padecimiento sin fin.
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